"Cuando regresé de mi voluntariado en Perú, pensaba que mi aportación había terminado. Con Viaje Semilla, mi experiencia sigue generando recursos para el programa educativo donde colaboré. Es emocionante saber que, tres años después, sigo ayudando a esos niños que tanto me marcaron."
"Como padre de una voluntaria, doné inicialmente para ayudar a que mi hija viviera esa experiencia. Ahora, cada año redono mi deducción fiscal porque he visto a través de sus ojos el impacto real. Es la inversión social más satisfactoria que he hecho nunca."